dimecres, 22 d’octubre del 2008

¿Tocamos o seguimos con lo del patadón?

Lo malo de ver los partidos en el banquillo es que observas las cosas con demasiada perspectiva. Cuando estás en el campo, te das cuenta que no te devuelven ni una pared en condiciones y que, con el balón en los pies, todos escogen la opción que no toca. Pero no pasa de ahí. Además, estás tú para devolver caramelos cuando te tiran piedras..., para que eso se parezca un poco a jugar a fútbol. Pero no. Eso es otra cosa.

Es como cuando Pelut se fija en una mujer a las 5 de la mañana en el Almo2bar después de larga noche de pomadas en el Coleccionista. Entre la borrachera, el humo y lo lejos que está la muchacha, ve lo que no es. Él se piensa que está buena, y se lo comenta al oído a Palomo. Hay noches, no todas, que Palomo, algo más sobrio que Pelu-etílico -aunque no menos necesitado de amor- aún tiene criterio para distinguir el polvo de la paja (nunca mejor dicho: una paja a tiempo es una victoria). Borja no está de acuerdo: no sólo le da la razón a Pelut sino que ya está en su trinchera preparando la ofensiva:

Palomo: Sergi, tío, eso es un troll
Pelut: Que no Palomo, mírala bien, té uns ulls preciosos!
Palomo: Hombre, lo que sí tiene es un buen par de tetas... pero para mí que no tiene ni 14 años...Además, tiene un piercing en la nariz. ¡Seguro que es independentista!
Pelut: Pero, ¿qué dices? No tens ni puta idea! M'he enamorat! -se gira- Borja! Borjaaaaa! M'he enamorat!
Borja: De qui? D'aquella? Mmmmm, sí que està bona! Jo li entro i te la deixo en safata...Anem!

(...)

El estilo irrenunciable vs la necesidad de triunfar

Cuanto más se acercan a la muchacha, más se extreman las posiciones de cada uno de ellos: Pelut, en su nebulosa de alcohol, se da de bruces con la realidad: es un orco. Pero ya da igual, son las 5 (Si es que...t'espaviles molt tard!). Jugará la última mano; a Borja se la suda. Total, aquí el que se juega los cuartos es el Pelut (pero si él estuviera en su situación, haría exactamente lo mismo); Palomo es el único que racionaliza la situación. Ve los toros desde la barrera porque él para torear vaquillas no vale. Su estilo es irrenunciable. Intenta evitar el desaguisado estirando del brazo a Sergi, pero éste ya se está lanzando hacia el abismo. Él no piensa en el estilo: necesita participar en el juego para triunfar. Y los resultados le dan la razón: hasta ahora le ha ido más o menos bien...

La dualidad de Pelut sirve para describir la situación actual de Mangecster. Nuestros resultados son buenos, y diríase que la lógica invita a seguir por el mismo camino. Esto es: patadón de Morancho a Ventanilla y que sea lo que Dios quiera. Así hemos ganamo muchos partidos, y los seguiremos ganando. Y además nos hemos divertido. Pero, chavales, hemos subido de nivel: antes a duras penas le plantábamos cara a Bar Gabino; el año pasado, Prosikitos nos estuvo oliendo el culo en la clasificación, y fue incapaz de ganarnos en el partido decisivo; este año hemos de subir un escalón más: hay que jugar mejor a fútbol. O al menos, hay que intentarlo. P-O-D-E-M-O-S!

Mangecster 5 - Patanes 4

Buena primera parte. Bien Tabares en la finalización, efectivo Ventanilla y buen orden defensivo. La segunda parte, un desastre absoluto. Una cosa es tocar y otra muy distinta es hacer el gilipollas con el balón en tu propia área. Y no me extiendo más porque...porque mira...porque acabaremos malamente.


Pelut. DESAFORTUNADO.  Bien en el calentamiento, como en él es habitual. En la primera parte se enfrió porque el contrario no pasaba del medio campo y eso le pasó factura en la segunda. Por no parar, no paró ni el golpe que le dio Bertran en el cuarto gol en contra.

Bertran.  NEGADO. ¿Verdad que yo no soy Ferran Adrià? Pues por eso no compro levadura para bufar brownies de chocolate con canela caramelizada. Pues tú no eres Baresi. Completa la regla de tres. Y por cierto, la próxima vez que hagas un piscinazo asegúarte que tienes un rival a menos de dos metros de distancia. Si no, no cuela. 

Jaume: INFRANQUEABLE. Algunos dudaban de su incorporación al equipo cuando le fiché. Se nota porque cuando corta un balón se escucha muy alto y muy fuerte "¡Bien Jaume!". Cuanto a uno se le anima mucho es porque no se espera mucho de él. Pero está callando bocas.

Julián: SOBRIO. Juega al tran-tran, como los trenes de cercanías antiguos. Lento pero seguro. Aporta critero en la circulación y eso hay que aprovecharlo. Por cierto, cuando dice "¡Sí, sí!" no es que vaya a soltar un lefazo. Lo que quiere es que se la paséis. Lo digo porque parece que más de uno no lo acaba de captar.

Morancho: DESUBICADO. A mí me diréis lo que queráis, pero yo no le veo en el centro del campo más que como solución de emergencia. Barre, corta y rasca. Vale. Pero ahí hace falta también un poquito de control del tempo. Un poquito más de calidad, vamos.

Tabares: PEGADOR. Típico partido en el que no se le puede pedir más. A parte de que tardó 10 minutos en enterarse de que el rival empezaba con uno menos, marcó un par de goles importantes, e incluso me pareció apreciar que robaba un balón. ¡Inédito!

Uri: DESAPERCIBIDO. Cuando uno tiene pinta de corredor de maratón, una de dos: o es un trotón o es un minga fría. Éste creo que era más lo primero, pero tampoco lo tengo muy claro porque no tocó mucho la bola.

Ventanilla: OBCECADO. No entiendo por qué los mejores goleadores pueden llegar a ser lo que son sin tener ni puta idea de jugar a fútbol. Hugo Sánchez era incapaz de hacer un control ni un regate, pero te metía 40 goles. Ventanilla se piensa que el fútbol se pita el campo-atrás, pero mete goles y no se le puede decir nada. El día que deje de meterlos, me lo cargo.